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Conocer cada etapa es clave para acompañar a tu planta en su mejor versión, de principio a fin

Etapas del cultivo de cannabis: una planta, muchos momentos

Cultivar cannabis no es solo plantar una semilla y esperar. Es un proceso orgánico, cíclico, lleno de transformaciones visibles y sutiles. Cada fase tiene sus necesidades, sus tiempos y su magia particular.

Germinación: el primer suspiro de vida

Todo comienza con una pequeña señal: la semilla se abre y deja salir su raíz. Es una fase corta, que suele durar entre 1 y 7 días, pero marca el punto de partida de todo lo que vendrá después.

Plántula: la fragilidad inicial

Cuando la planta rompe la tierra y asoman los primeros cotiledones, empieza la fase de plántula. Aquí necesita luz suave, humedad controlada y mucha delicadeza. Cualquier exceso —de riego, calor, fertilizante— puede frenarla.

Crecimiento vegetativo: fuerza y estructura

A partir de aquí, la planta entra en una etapa vigorosa. Aparecen ramas, hojas nuevas cada día, y comienza a definirse su arquitectura. Es el momento ideal para entrenar, trasplantar o aplicar técnicas como el LST. Esta fase puede durar entre 2 y 8 semanas, dependiendo de la genética y el tipo de cultivo.

Floración: el momento esperado

Llega la fase más emocionante. La planta cambia su energía: deja de crecer en altura y empieza a formar flores. Aquí la luz, los nutrientes y el control del entorno son clave. Esta etapa dura entre 6 y 12 semanas, y exige atención constante.

Cosecha: recoger lo que sembraste

Cuando los tricomas están en su punto y los pistilos han cambiado de color, llega el momento de cortar. La cosecha no es solo cortar ramas: también hay que secar y curar bien para preservar el sabor, el aroma y la potencia del cannabis.

Duración media del ciclo completo: de semanas a meses

Factores que acortan o alargan el proceso

El tiempo total del cultivo puede variar mucho. Algunas autoflorecientes están listas en apenas 8-10 semanas. En cambio, algunas sativas pueden necesitar hasta 16 semanas. El tipo de semilla, el medio de cultivo, la temperatura y la luz influyen directamente.

Diferencias entre cultivo interior y exterior

En interior tú controlas el ritmo: decides cuándo cambiar de fase y puedes acelerar o ralentizar el ciclo. En exterior, en cambio, dependes de las estaciones. La planta germina en primavera y se cosecha en otoño, con un ciclo completo de entre 5 y 7 meses.

Cuidados clave en cada fase del cultivo

Riego, luz y nutrientes: cómo adaptarlos según la etapa

Cada etapa pide ajustes. Las plántulas necesitan poca agua y luz tenue. En vegetativo, la planta quiere más nitrógeno, luz intensa y riegos frecuentes. En floración, el potasio y el fósforo cobran protagonismo, y la luz debe centrarse en espectros cálidos.

Errores comunes al no respetar los ritmos de la planta

Forzar la floración antes de tiempo, podar en floración, regar como si todas las fases fueran iguales… son errores típicos. Entender cada fase permite anticiparse y acompañar a la planta sin interferir en su equilibrio.

Cómo saber cuándo pasar de una fase a otra

Signos visuales y comportamientos que marcan el cambio

La planta te habla con su lenguaje: hojas nuevas, estirones repentinos, aparición de preflores… Todo indica en qué fase está. En interior, tú decides el cambio de fotoperiodo; en exterior, lo hace el sol.

¿Se puede forzar la floración o acelerar el crecimiento?

Sí, pero con cuidado. Cambiar las horas de luz induce la floración en interior. Y técnicas como el SCROG o el topping pueden modular el crecimiento. Eso sí: cada atajo tiene su precio, y conviene conocerlo bien.

El ciclo completo visto con perspectiva: lo que aprendes cada vez que cultivas

Cada cultivo es una experiencia. Con cada planta descubres matices nuevos, mejoras tu intuición y entiendes más sobre el ritmo natural del cannabis. Conocer todo el ciclo no solo te permite tener mejores resultados: te conecta de verdad con el proceso.